Por una vida menos banal. Es el título de un ensayo breve escrito por María Rita Kehl, una psicoanalista brasileña. Resignada pero consciente del mundo en que vivimos la autora lamenta que tanta gente busque resolver sus conflictos a través de terapias breves, pastillas milagrosas o guías de autoayuda. Cualquier cosa suena mejor que el método psicoanalítico que -además de ser lento, difícil y sufrido- no destapa la felicidad como sí puede hacerlo una botella de Coca Cola. El analista no da consejos, no levanta el ego de nadie, no alivia casi nada. El método, aun así, tiene sus ventajas. La principal es que autoriza al paciente a no gozar y a mantenerse deseante. Para empezar no es poco. El psicoanálisis nada contra la corriente del sentido común y es, además, el último refugio de la verdad. La sociedad del consumo y la satisfacción inmediata promete una fiesta que en realidad no existe. Cuando la gente se entera de tan horrible noticia se siente estúpida, discriminada, expulsada de un baile que prometía ser fabuloso. ¿El psicoanálisis sería entonces la cura de los imbéciles? Tal vez sí. Porque si la vida está en otra parte el analista no conoce la dirección de ese hermoso lugar. Peor aún. Si lo apuran aclara que no hay fiesta ni lugar. A lo sumo sabe que la celebración soñada es irrealizable. Pero esto último deberá descubrirlo el paciente por sus propios medios...a favor de una vida menos banal.
L.
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