lunes, 18 de agosto de 2014

Tu casa


En el fondo de toda lejanía se alza tu casa. El vestido blanco, las cortinas, un refugio, el único descanso amable con la puerta siempre abierta, cerrada siempre, las ventanas altas que daban al jardín, los pasillos de atrás donde se dijeron palabras obscenas, necesarias, la torpe edificación entre los árboles, qué agobio, los portazos que no debimos escuchar. Como enfermos caímos ese día, volaron pájaros inesperados, llegó, por fin, la lluvia, aunque nada hizo efecto en las molduras. Porque en el fondo de toda lejanía se alza tu casa.
L.

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