La utopía se ha quedado sin discurso, sin manos, sin proyectos. Los hubo en el pasado y muy potentes. Libres o muertos jamás esclavos, socialismo o barbarie, prohibido prohibir, amaos los unos sobre los otros, patria o muerte venceremos. Con la caída del muro de Berlín y la implosión de la ex Unión Soviética y demás países de Europa del Este el sueño de la caída del capitalismo a nivel global y el ulterior nacimiento de un nuevo orden mundial, humano, digno, justo, igualitario, pasó a mejor vida. ¿Qué puede esperarse ahora? Un lindo programa de televisión, un viaje a la isla de Malta, un vaso lleno de Coca-Cola Life, una nueva aplicación en el celular, un asado en familia...no mucho más. Mientras caen las bombas sobre Palestina e Irak, mientras florecen nuevas y más rotundas guerras, la de Ucrania entre ellas, mencionar siquiera la palabra revolución parece el delirio de un loco o de un ingenuo sin cura. Igual suerte corrieron -con dignas excepciones- el pensamiento crítico, la solidaridad, la justicia en todas sus formas. ¿La utopía se ha quedado sin discurso? Quizás haya terminado el tiempo de los discursos. Quizás esté empezando la era de la acción urgente, quizás no sea demasiado tarde aun.
L.
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