miércoles, 5 de febrero de 2014

Segunda vez

Los libros y las personas se descubren por segunda vez. Nunca o casi nunca en la primera. Hasta se podría decir que la primera lectura no existe. Tendida en su cama una mujer hojea un libro mientras mira televisión o escucha pasos en la escalera. Tendido en su cama un hombre explora a una mujer mientras piensa en otra o mira furtivamente la esfera del reloj. Los libros como las personas se descubren al volver sobre ellos o sobre ellas. Por segunda, tercera o cuarta vez. La relectura es la verdadera lectura de algo o de alguien. ¿Por qué? Porque un buen libro, como toda persona, admite una mirada plural e infinita. Quienes se niegan a releer, dice Barthes, están condenados a leer siempre y en todas partes la misma historia. El aporte universal del psicoanálisis es haber hecho de esta sencilla conclusión una praxis transformadora, vital e irreductible.
L.

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