L.
martes, 4 de febrero de 2014
Temas de conversación
Hay gente que en las reuniones sociales necesita temas de conversación. Gente, parejas, amigos, compañeros de trabajo, etcétera. Una vez agotado el punto elegido alguien dice cambiemos de tema. O un tercero propone un nuevo asunto como para evitar la angustia general de los participantes. Pensé al respecto a raíz de algo que me ocurrió ayer. No voy a contar el episodio porque es irrelevante. Lo que quiero decir acá, para nadie y para todos, es que no existe nada más aburrido que hablar sobre un tema. Lo que importa es conversar. O simplemente compartir el silencio. Ahí está el encanto. Intercambiar ideas o gestos o palabras o mutismo al margen de los motivos, las ideas, el guión. Eso. Vivir sin guión, sin planes, sin esquemas. O sea. Vivir sin temas de conversación.
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