jueves, 17 de abril de 2014

García Márquez prohibido

García Márquez tuvo que irse de Colombia después de escribir Relato de un náufrago. El libro fue censurado por el régimen del general Gustavo Rojas Pinilla. Sin querer el testimonio del náufrago entrevistado puso al desnudo un caso de contrabando en la marina de guerra. En la Colombia de Uribe el escritor era mal mirado por su franca amistad con Fidel Castro y con la revolución cubana en sentido amplio. Y sigue siendo mal mirado por sus posiciones políticas de izquierda aún después de muerto. La última novela de García Márquez, no muy buena en realidad, se llama Memoria de mis putas tristes. El título solo generó escozor en algunos críticos mojigatos. García Márquez denunció al imperialismo estadounidense y su responsabilidad central en el miserable golpe militar contra Salvador Allende y, más en general, en la preparación de los ejércitos para secuestrar, torturar y asesinar como ocurrió en Argentina, Chile, Brasil, Guatemala, Colombia y otros países de la región. Esto último, como se sabe, se llevó a cabo en la Escuela de las Américas instalada en Panamá. En Cien años de soledad García Márquez produjo uno de los mejores comienzos literarios que se recuerden. Y uno de los mejores finales también. Irreverente, brillante, polémico. Ese fue el García Márquez prohibido y eterno como todo aquel que además de vivir la vida deja una obra para que la disfruten los que siguen.
L. 

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