La sociedad enferma y cura. Solemos olvidar esa doble condición. ¿La sociedad nos oprime? Claro que sí. ¿Nos destruye? Por supuesto. Pero también nos libera de nosotros mismos al menos por un rato. Recorta en parte nuestro ego en riesgosa expansión. Y sin querer nos construye gracias al efecto curativo que los demás producen en nosotros. En esa duplicidad la vida se parece al comprobado efecto doble de los remedios. En determinadas dosis contribuyen a la cura. En otras dosis el remedio se vuelve un peligroso veneno. Todo consistiría en dar con la proporción justa. Hallar el equilibrio adecuado. La sociedad enferma y cura. Habrá que salir a la calle y poner el cuerpo. No estaría de más salir con escudo protector.
L.
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