sábado, 19 de abril de 2014

Mar abierto

Avanzando ella abre el mar por el medio. Para hacerlo no necesita coraje.  Ahora ya es antigua en el ritual. Mete la cabeza adentro del brillo del mar y retira una cabellera que sale escurriéndose toda sobre los ojos salados que arden. Con el cuenco de sus manos hace lo que siempre hizo en el mar. Y con la altivez de los que nunca darán explicación ni siquiera a sí mismos, con el cuenco de las manos lleno de agua bebe a grades sorbos. Grandes y buenos. Y era eso lo que le faltaba. El mar por dentro como el líquido espeso de un hombre.

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