jueves, 24 de abril de 2014

Ordenar las pasiones

¿Pueden ordenarse las pasiones? Claro que sí. No sólo pueden sino que deben. Un poco de orden en la sala es buena base para el desorden. Demasiado caos con la excusa de la libertad, la creatividad infinita y todo ese tipo de tonterías acaba mal. Un apasionado de verdad se ordena justamente para dar rienda suelta a sus deseos. Para galopar hace falta por lo menos un caballo. Para nadar al menos una pileta. Para besar como mínimo una boca dispuesta a vivir esa experiencia única. Ordenar las pasiones y recién después enloquecer.
L.

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