viernes, 18 de abril de 2014

García Márquez y el periodismo

A los interesados en la obra de un autor no nos preocupa su muerte. La muerte de una persona es algo tan esperable como banal. Tampoco los detalles minuciosos de su vida cotidiana. Nos importa menos todavía si el hombre, el caso de García Márquez resulta ilustrativo, murió de tal o cual enfermedad, si tuvo amigos, con quién se casó, dónde vivía, qué comía, etcétera. Veamos los diarios de hoy. Leamos la cantidad de tonterías pretendidamente cultas de tantos periodistas con buenas intenciones que ya quisieran escribir no digo un libro sino al menos una frase de, por ejemplo, El coronel no tiene quién le escriba. Pasó algo parecido con Borges (todos hablaron/nadie lo leyó), con Alejandra Pizarnik, con Juan Carlos Onetti, hasta con Hemingway en su momento. A los interesados en la obra de un autor nos interesa única y exclusivamente su obra. Veamos los diarios de hoy y de mañana. Veamos las redes sociales exultantes de falsa emoción y condolencias. Y en un año volvamos a ver esos diarios y esas redes sociales. Ya podemos imaginar el título de esos medios sin remedio. Un año sin Gabo. Porque además los que jamás conocieron personalmente al autor de Ojos de perro azul lo llaman Gabo como si fueran sus amigos. En fin. Hasta este posteo da asco. A quienes amen la buena literatura les recomiendo leer o releer, si quieren pasar un buen momento, El ahogado más hermoso del mundo o La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada, dos cuentos insuperables. Dos cuentos para siempre. Insisto. Cerrar los diarios. Abrir o reabrir los libros amados.
L.

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