viernes, 25 de abril de 2014

Un toro melancólico

El toro fue usado la vida entera como semental. Alguna que otra vaca se enamoró. Pero fue hace tiempo y el toro lo recuerda con tristeza. La sensación puede ser intolerable. Y si hay viento peor. El gran semental es ahora un cuerpo enorme y solitario que fatiga el campo en silencio. Se mueve apenas y de noche imagina un bosque o la costa de un mar con olas de verdad. Por momentos quisiera dejar de ser quién es. Convertirse en perro o caballo. Volverse piedra o cascada. O hundirse de nuevo en el pantano donde orinó largamente su desgracia. En días de calor se pone a mirar fotos echado así tan grande como es en la tierra oscura. O huele frutos en avanzado estado de descomposición. Fue usado la vida entera como semental y a veces prueba un canto de ordeño. Es algo que aprendió durante un viaje a las islas. El toro pisa la vaca y el novillo se retira. Cuando el novillo era toro la vaca siempre lo mira. Quien fuera el rey de los llanos es hoy una especie de dibujo inacabado y torpe. Mañana o pasado mañana dirá y hará, por fin, lo que se espera de él.
L.

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