jueves, 17 de abril de 2014

Relato de un náufrago

Usé los brazos como remos. Pensé en algo o en alguien. Un pez. Después no pensé más. Yo era un barco esperando turno para entrar al puerto. Menos aún. La torre oxidada de un barco. Traté de imaginar una playa. La gastada punta del faro, la silueta borrosa de un cuerpo de mujer, un bosque de alisos fatigando médanos. Todo era lejos entonces. Y lo que estaba cerca no importaba.
L.

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