lunes, 14 de abril de 2014

Una sola cualidad

No hay que exigir a las personas más de una cualidad. Esto se torna evidente en la amistad pero más aún en las parejas. Parece que a veces exigimos demasiado. No podemos reclamar a una persona simpática y generosa que además tenga un cuerpo bien formado. O que también sea culta, limpita y leal. Tomemos de ella lo que pueda darnos y no pidamos más. Que su única virtud alcance para hacernos felices y, por qué no, para amarla hasta el fin. ¿Acaso nosotros somos una suma total y completa de indiscutibles cualidades?
L.

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