sábado, 19 de abril de 2014

Noticia


Primera y última noticia sobre Javier Heraud, poeta peruano asesinado en al río Madre de Dios frente a la ciudad de Puerto Maldonado. El hecho ocurrió el 15 de mayo de 1963 cuando Heraud tenía 21 años. Lo que aquí se cuenta no le interesa a nadie. Pero alguien, desde Lima, me llamó recién para recordármelo y dejé todas las tareas, bañarme y lavar los platos entre ellas, para dar esta primera y última noticia sobre Javier Heraud. No hay mucho que decir. Eran otros tiempos. Una ráfaga de odio acabó con él. Quién sabe. Tal vez fue linchado por los vecinos de Buenos Aires. Nada que ver. No voy a escribir una elegía (esto no es una elegía, diría Silvio Rodríguez) sobre alguien que para colmo no se llama García Márquez. Javier Heraud. Apenas un hombre triste que agotó sus palabras. Era guerrillero. Soñaba con un mundo mejor. Cosas de época. Su grupo, integrado por ocho combatientes, atravesó la enmarañada selva de Madre de Dios y arribó a Puerto Maldonado, una población fronteriza de no más de seiscientos habitantes. Aquí las informaciones periodísticas y oficiales se contradicen. Es probable que el grupo, agotado por el esfuerzo, fuera sorprendido por la policía o el ejército. Viéndose rodeados los guerrilleros alzaron una bandera blanca de rendición. Como en las películas. Pero fue inútil porque los mataron a todos. Hasta la bandera blanca fue asesinada. Heraud fue acribillado a balazos. Y como el miliciano de un célebre poema de César Vallejo el cuerpo fusilado de Javier Heraud siguió muriendo infinitamente. Todavía hoy sigue muriendo. Antes del fin escribió un breve poema. Dice así. Yo no me río de la muerte. Sucede simplemente que no tengo miedo de morir entre pájaros y árboles. Y eso sería todo.
L.

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