Lo más fácil es odiar. Poner en el otro la causa final de nuestros males y listo. Entonces odiamos, golpeamos, linchamos, eliminamos enemigos en nombre de la gente de bien. Amar, en cambio, es muy difícil. Sostener el sentimiento, soportar los grises, los olores, las diferencias, las discusiones, las toallas mojadas que quedaron en el baño. El odio no pide graduaciones ni sutilezas. El amor, en cambio, no cierra nunca. Se vuelve intolerable por momentos. Pero qué hermoso es amar cuando se ama. Pero que inútil la venganza.
L.
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