sábado, 2 de agosto de 2014

Cambiar de tema

Me gustaría cambiar de tema, sí, qué lindo sería poder hablar de otra cosa como en aquel famoso poema, decir por ejemplo la noche está estrellada y tiritan azules los astros a lo lejos. Escribir sobre angustias interiores, o sobre un amor inesperado por una desconocida, supongamos, una mujer de otro mundo, muchacha de otra parte, con la cual me cruzo en un parque de Madrid, y hablar nada más que de ella, de sus ropas sueltas y coloridas, de su inclinación a desnudarse, cosas así, caminatas por el bosque o la orilla de algún mar, ese tipo de paseos poéticos que tanto gustan, viajar, no existe nada mejor que viajar, y entonces, después, escribir crónicas de viaje y a la noche ir al cine con la muchacha de otra parte, esos son los temas que importan y no éstos que me abruman ahora, asuntos que además no puedo modificar, y mucho menos desde un blog, y para qué, me pregunto, para qué insistir con eso, por qué no cambiar de tema, recordar, sí recordar, la noche está estrellada y tiritan azules los astros a lo lejos, pero también, ahí va otra vez, pero también tiritan los misiles en la noche palestina.
L.

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