Imaginar la vida sin aparatos, sin cables, sin auriculares ni celulares...Sería sólo un juego que no debería asustar a nadie. Soñar la vida sin órdenes, sin indicaciones, sin fórmulas. Sería sólo un juego que no debería asustar a nadie. Dejar de alucinar un árbol para acariciar al fin su delicada corteza.Sería sólo un juego que no debería asustar a nadie. Dejar de imaginar un río para sumergirse en la corriente y dejarse llevar hasta llegar, por lo menos, al mar.
L.
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