viernes, 1 de febrero de 2013

Serpientes en celo


El juego amoroso de las serpientes se parece más a un combate de lucha libre que a un encuentro afectivo. Ambos participantes reconocen el sexo del otro gracias al olfato. A veces tres o más viboras se enrollan formando una madeja de lazos de amor riesgosa para algunos de los integrantes y fatal para el rival entrometido. Todavía no se sabe si esto supone una violación para la hembra o si esta última tiene capacidad de huir en el caso de que lo desee. En medio del lío el macho busca con su apéndice caudal la abertura genital de la hembra. No la encuentra con facilidad. Falla, como dicen los expertos, la sintonización fina, algo que también ocurre entre las palomas. El macho perdería tiempo si intentara empujar. El proceso puede durar horas e incluso días. Entre los hombres y mujeres, en cambio, eso mismo puede durar, como se dice, toda la vida.
L.

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