sábado, 12 de abril de 2014

Elogio de la repetición

Hay rutinas amadas, necesarias, infaltables en días como hoy. Bastaría pensar en las olas, el mar siempre monótono, el océano azul que siempre recomienza. El viento con la misma y vieja música de las ramas, los besos tan repetidos que nunca alcanzan a llenar las bocas, algunos libros que dicen siempre lo mismo y nunca son iguales, cada mañana, cada noche, cada muerte o nacimiento, cada encuentro de los cuerpos reinventa y evoca el jardín del Edén. Bellas y necesarias rutinas. ¿Por qué cambiar lo hermoso si es hermoso? ¿Acaso el cambio por el cambio mismo ofrece alguna virtud? Al contrario. Cualquier cambio hiere al corazón.
L.

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