No hay ideas simples. Todo pensamiento encarado con un cierto grado de profundidad es complejo. Tampoco existen las verdades sencillas, esas que decían los abuelos o los supuestos dueños de sabidurías ancestrales. La realidad es en esencia inalcanzable como conjunto. Apenas cuelga una punta desde donde podemos tirar y tirar hasta saber alguna cosa mínima. Y sin embargo una gran mayoría de la gente cree ciegamente en las ideas simples. Proposiciones del tipo el que mata debe morir, el que las hace las paga, lo que mata es la humedad, el problema no es el frío sino el viento, amor con amor se paga y otras por el estilo (ojo por ojo diente por diente) no admiten la menor discusión. Al contrario. Cualquier intento de debatir lo obvio y aceptado es mal mirado o directamente despreciado por la universidad de la calle. En triste conclusión. Ideas tan simples como falsas, o no demostradas, gobiernan el mundo. Y así nos va.
L.
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