La pulsión de muerte parece imponerse por momentos a la pulsión de vida. Pasa en muchos países y también en la Argentina de estos días. La multitud mediática pide venganza, pide muerte, pide cárceles, pide aniquilación total y absoluta de todo lo que respira. Los argumentos en contrario sirven de poco. El derecho a la vida casi no cuenta con adherentes activos. Venganza, muerte, cárceles, tortura, aniquilación. Ahí parece concentrarse el deseo de las mayorías. La defensa del amor, la alegría, la equidad y la belleza es por eso y en pleno siglo XXI un acto subversivo. Casi terrorista. Y sin embargo es/será lo único que puede o podría salvarnos. Sigue en pie el viejo lema de este blog. Pesimismo en la idea. Optimismo en la acción.
L.
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