Y ya que estamos aprovechemos la dura advertencia de blogger acerca del supuesto contenido impropio de este espacio que para colmo tiene fondo negro. Aprovechemos que "algunos lectores", según se lee en la entrada, se mostraron ofendidos por los contenidos de Suspendelviaje y lo denunciaron para preservar del daño y el baño a las buenas almas. Aprovechemos además el sábado que es un día perfectamente habilitado para hablar de cualquier cosa, por ejemplo, de un inclasificable poema de Neruda no por casualidad titulado Agua sexual. El texto pertenece al que muchos consideran con razón el mejor libro del poeta chileno, o, mejor aún, su libro clave. Agua sexual es además el texto más feroz e inconveniente del conjunto. Bastaría reproducir los primeros versos para entenderlo. Rodando a goterones solos, a gotas como dientes, a espesos goterones de mermelada y sangre, rodando a goterones cae el agua como una espada en gotas, como un desgarrador río de vidrio (...) Veo puñales y medias de mujer, y pelos de hombre, veo frazadas y órganos y hoteles (...) Es como un huracán de gelatina, una catarata de esperma y de medusas. Como se ve no es un poema erótico ni nada parecido. Es apenas la sombría enumeración de un hombre cansado de ser hombre. Un poeta que entonces, cuando escribió Residencia en la tierra, tenía apenas 21 años y entraba al mundo luego de habitar dormitorios solitarios, sin cuadros en las paredes, lubricados en tal o cual rincón por espesos, muy densos, goterones de rara mermelada.
L.
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