viernes, 31 de octubre de 2014

Por delicadeza

Por delicadeza perdí mi vida, dijo Arthur Rimbaud. El autor francés vivió 37 años, fundó la poesía moderna cuando apenas había cumplido 19, revolucionó el universo de las letras con su libro Una temporada en el infierno, se rebeló, de pronto dejó de escribir y encaró el tráfico de armas para finalmente morir de un cáncer en la rodilla. Rimbaud -en resumen- no perdió la vida por delicadeza. Al contrario. Probó todo hasta casi atragantarse. Conviene seguir su ejemplo aún pagando el precio correspondiente por ello. Algunos hombres -se quejan las mujeres- son a veces muy delicados con ellas. Más de lo necesario. No conviene perder la vida con un romanticismo de opereta. No conviene ignorar el sabio consejo. Demasiado respeto, en determinados casos, puede ser visto como una falta de respeto.
L.

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