Quizás tengamos abiertas demasiadas ventanas. Como en la computadora. No podemos solos ante semejante oferta. Demasiadas ventanas al mismo tiempo. Quizás eso nos abrume o nos disperse o paralice. Nadie puede con tanto aire soplando a la vez. Demasiadas batallas. De tan llenos quedamos vacíos o paralizados o quién sabe qué. Y ni siquiera hace falta decirlo. Todo no se puede. El cuerpo no aguanta y algo habrá que hacer o deshacer con eso y hacerlo con la mayor urgencia. Está el verso de un poema de Paul Éluard. Cerró todas sus ventanas y sus ojos para verse. Puede ser un camino.
L.
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