El amor no se consume. No se consigue ni en el supermercado ni en Internet. El amor está más allá de la satisfacción de una necesidad. Lo más importante que el amor tiene para dar no es comparable a una propiedad, un auto, una casa. De ahí nace la definición lacaniana del amor. Dar lo que no se tiene a quien no es. Importa la respuesta del otro pero no el otro como un bien utilizable. La respuesta del otro/a es más importante que la satisfacción de una necesidad. Y con eso no hay nada que hacer. Dos que se aman comparten un vacío. Se regalan mutuamente la nada que son. Y desde ahí construyen un puente que, como todo puente, puede caerse un día.
L.
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