martes, 22 de marzo de 2011

Dar clase


No se dan clases. Con suerte se reciben. No hay nada que enseñar porque el mundo no está hecho. La cultura tampoco. Todo se construye y se destruye muy rápidamente, diría Charly García. En clase la llamada cultura se pone a prueba a cada instante. Y no sólo eso. El mismo sentido de la enseñanza está en discusión. Y el de la vida. La clase podría hacer vista así como una ventana abierta a un mundo desconocido. Algunos lo miran asombrados y con gran curiosidad. Otros creen conocerlo perfectamente. El maestro se ubica en un punto neutro, y, muchas veces, no sabe dónde meterse ni qué decir. Aún así de pronto habla y algún pájaro, en algún lado, se pone a cantar en un idioma antiguo, raro, indescifrable.
L.

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