Hoy se celebra en la Argentina una jornada nacional favorable al olvido total y completo. Por eso hay tanta gente en la playa. Nada mejor que el mar para olvidar un amor, un dolor, un abandono y, por qué no, un crimen de lesa humanidad. La enfermedad de Funes era el recuerdo. La curación de Funes es el olvido. No es difícil. Basta prender la televisión o llamar a alguien por teléfono. Tomar cerveza negra en un barcito de Palermo. Escuchar una banda inglesa de los ochenta. Emborracharse. Pedir una suite con piscina en un albergue transitorio de Recoleta o escuchar a Plácido Domingo en el Obelisco. Hay muchas maneras de olvidar y una sola de recordar. Pero, qué pena, hasta en el paraíso hay mosquitos. Y llegan como siempre, zumbones y molestos, a traernos indeseados recuerdos del infierno.
L.
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