Reescribir la vida
La vida no está escrita. La de nadie. Todo puede escribirse aún. La vida tampoco está leída. Ni bien ni mal. No está leída. Al igual que los textos clásicos, los días de todos y cada cual admiten infinitas lecturas e inscripciones. Eso significa que la existencia -la de ayer, la de hoy y de mañana- puede ser reescrita y releída tantas veces como sea necesario. Y quien no la relee (y quien no la reescribe) está condenado a leer y escribir siempre la misma historia. L.
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