jueves, 31 de marzo de 2011

Hacer el amor da trabajo


En un cuento clásico (La fornicación es un pájaro libre) Abelardo Castillo dice que en el pasado la frase hacer el amor significaba una cosa distinta a la de hoy. No dice qué. Otra cosa. Bender, protagonista del relato, ahonda en la idea. Hablé poco y forniqué mucho –dice-. Pero nunca hice el amor. Puticé, fifé, rompí, serruché…Pero nunca hice el amor con nadie y a nadie. Algunas líneas más adelante Bender o como se llame profundiza en la cuestión. El amor no puede hacerse en unas horas ni en semanas. Se tarda años. Hay hombres y mujeres que mueren sin haberlo hecho, sin saber cómo se hace. Hay chicas y chicos a los que asesinaron sin haberles dejado levantar una sola viga ni abrir una sola ventana (pensemos en los 30 mil jóvenes desaparecidos bajo la dictadura); sin darles tiempo a reunir los materiales para hacer el amor. Y finalmente, como en un rezo, dice Bender. Hacer el amor, armarlo, levantarlo piedra sobre piedra, arco a arco, columna a columna, es desafiar nuevamente a Dios. Y construir una pequeña flor -se podría añadir citando otro texto de Abelardo- es un trabajo de siglos.
L.

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