jueves, 31 de marzo de 2011

Qué hacer


Conozco a un montón de gente que no sabe qué hacer con su vida. El origen del problema es la falta de tema. Cuando uno carece de pasiones, entusiasmos, producciones de lo que sea, bueno, se busca amantes, desespera, ve horribles películas en cine, come porquerías, piensa en viajar a cualquier lado, toma pastillas, se emborracha, come la rica ensalada que Freud llamó sustituciones. Todo empieza a funcionar, en cambio, cuando hay tema. La vida se organiza y ni siquiera importan las tragedias personales. Hasta los tragos amargos se vuelven más tragables si hay tema. No digo muchos. Al menos uno. Pero, más allá de todo, con la vida no hay que hacer nada. Alcanza con entregarse a ella como a una novia. O como a una amante de paso a la que no se le pregunta nada.
L.

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