jueves, 24 de marzo de 2011

Un fin de semana largo y reparador


Alrededor de veinte mil o treinta mil jóvenes valientes y hermosos dieron su vida, hace treinta y cinco años, para que los argentinos pudiéramos disfrutar ahora de un fin de semana largo y reparador. Demos gracias a ese esfuerzo de bondad inigualable. La mayoría no había cumplido aún veinte años. Algunas chicas estaban embarazadas o estudiaban algo en la facultad. Entre ellos había también poetas, científicos, obreros con mucha experiencia. No faltaban en la red solidaria algunos militantes políticos deseosos de cambiar el mundo injusto en que vivían. El milagro es que todos ellos se dejaron secuestrar y encapuchar, torturar hasta desafallecer y luego aceptaron ser trasladados en aviones y arrojados como bolsas de basura al río o al océano con el único fin de que nosotros, hoy, podamos ir a Mar del Plata, a las sierras de Córdoba o a Villa La Angostura. Silvio Rodríguez diría que son los muertos de nuestra felicidad. Aunque pensándolo bien no lo diría. Tampoco yo escribiría estas líneas cuyo humor negro, lo confieso, me hace demasiado mal.
L.
Negrito Avellaneda, Eleonora, Valeria, José Flores, Guillermo, Liliana, Flor, Ludmila. Presentes. Ahora y siempre.

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