domingo, 27 de marzo de 2011

Sexo prepago


En Colombia llaman prepago a las putas finas, es decir, a chicas universitarias con buen poder adquisitivo que se prostituyen para darse ciertos lujos. Con ese objetivo tienen sexo o algo parecido con altos ejecutivos, extranjeros, narcotraficantes y demás. Acabo de leer un extenso reportaje a una prepago que dice llamarse Paola. La nota apareció en una edición reciente de la revista Soho. La joven, cuyo cuerpo en las fotos resulta admirable por más de un motivo, cuenta detalles de su trabajo. Entre otras cosas dice que llegó a acostarse con tres hombres a la vez y que algunos sólo pueden acabar si ella les orina encima. Desde su experiencia critica a los varones porque, dice, "centran toda su atención en que se les pare y meterla". Añade que eso está claramente influenciado por la pornografía y que "no hay nada más lejos del buen sexo, al menos para las mujeres, que reducir todo a esa función". Al finalizar se le pregunta si alguna vez se enamoró de un cliente. Paola admite que con algunos hombres se siente mejor que con otros. Pero no se confunde. "El hombre para mí es una fuente de trabajo", resume. Cerré la revista y me quedé pensando un rato en la cuestión. Recapitulemos. Paola, universitaria, divina, sensual, inteligente, etcétera. Entrega las mejores horas de su vida a una actividad sin alma. No la juzgo por eso. Tendrá sus razones. Pero qué triste. Pero qué lindo sería que las cosas (esas y tantas otras) fueran diferentes.
L.

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