Ya pasó medio día y media tarde y sigo aún sin ropa y sin bañarme y sin comer, disperso y leyendo cinco libros a la vez, esperando que suene un teléfono apagado, prendiendo y encendiendo el ventilador, yendo de la cama al living, cayendo por fin en la silla y dejando pasar los canales donde no hay barcos ni nada que sirva para navegar por un río de verdad, y con plena conciencia de muerte además, y con plena conciencia de vida, además, y sin saber qué hacer con este día.
L.
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