miércoles, 13 de marzo de 2013

El diálogo no existe

La idea que preside este posteo pertenece a Jacques Lacan, continuador de Freud, creador de un cuerpo de ideas ineludible a la hora de querer entender al menos algo del alma humana. El diálogo no existe ha sido uno de sus lemas preferidos. Y si lo pensamos bien comprobaremos que así es. El caso más gritante en este punto es el intercambio de mails. Muy raramente la gente se entiende hablando pero menos aún por correo electrónico. Al contrario. Por este medio surgen todo tipo de confusiones ya sea amorosas, amistosas, laborales o instrumentales. La razón de este malentendido permanente se vincula con el lenguaje y su polisemia, es decir, con la multiplicidad de significados y lecturas posibles. Alguien escribe a una amiga algo tipo "te quiero" y eso de inmediato puede ser interpretado como una declaración de amor. La falta de "un beso" al final, asimismo, se lee a veces como frialdad. La palabra "saludos" es intraducible e incomprensible. Y sin embargo millones de personas la utilizan como cierre de sus mensajes. Ante la desaparición gradual de las personas como cuerpos con olor y sudor y su conversión en twits o frases de computadora todo o casi todo empieza a embarrarse. Es verdad que antes del advenimiento de las nuevas tecnologías la confusión también existía a través de las cartas en papel o en diálogos furtivos en una alcoba a la luz de una vela. En conclusión puede decirse que no debemos sobrevalorar el papel del diálogo entre las personas, entre los pueblos, entre los países. Pero tampoco subestimarlo. Sin un mínimo puente de entendimiento lo único que queda y nos queda es la eliminación del otro por medio de la guerra o por los silenciosos drones. No parece buena idea si se pretende, así sea por unos pocos años más, la continuidad de la especie.
L.

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