L.
martes, 12 de marzo de 2013
La desobediencia
El mundo avanza gracias a la desobediencia. Si nos limitáramos a cumplir con la ley en todos y cada uno de sus apartados y artículos viviríamos sumidos en una vida chata, oscura y sobre todo cruel. Las revoluciones, las protestas sociales, las huelgas, la indignación, la lucha por una vida más digna confluyen con el tiempo en mejoras para el conjunto de la sociedad. Pero la desobediencia también estimula el crecimiento tanto en los individuos como en las individuas. La necesaria ruptura de los jóvenes con sus padres, por caso, mejora la relación con esos padres y le permite a cada cual crecer por sí mismo, parirse, nacerse por obra y gracia de la desobediencia virtuosa. El presente tal vez sea de los arrodillados y juiciosos. Pero el futuro es de los desobedientes.
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