jueves, 28 de marzo de 2013

Periodismo como alienación


El consumo de noticias de manera constante e indiferenciada no nos modifica en absoluto. Ya se ha dicho. Es una adicción al consumo parecida a cualquier otra. Da lo mismo salir de compras, fumar un porro, leer el diario o mirar el noticiero de la tarde. Como pastillas de pronóstico reservado consumimos informaciones que no alcanzamos a entender, hechos que ocurren lejos de nosotros, análisis de sesudos columnistas que circulan por las venas como agua sucia y seca y olvidable. Visto así el periodismo termina siendo una especie de alienación carente de toda función que no sea el puro entretenimiento. La noticia como espectáculo. Porque, seamos honestos, nos entretiene ver un asalto, una guerra, muchos muertos en el suelo de un país lejano. Nos divierte la modelo que exhibe sus contornos. O que se enoja con otra modelo. O que dice divertidas estupideces. Lo mismo pasa con hechos dramáticos o miserables que no estamos en condiciones de modificar siquiera en parte. Por eso ironizaba Chesterton que el periodismo consiste en decir que Lord Jones ha muerto a gente que no sabía que Lord Jones estaba vivo.
L.

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