martes, 7 de octubre de 2014
Amor y pasión
Para una opinión generalizada la pasión representa un grado más alto que el amor. Según este enfoque el amor puede verse como un vínculo chato y encantador al mismo tiempo. La pasión, en cambio, sería equivalente a un amor loco, desesperante y desesperado, esa cosa de agarrarse de los pelos o salir corriendo juntos por la orilla de un mar desquiciado. Besos, portazos, llanto, aullidos de placer y de rabia que se oyen detrás de las paredes. Tal vez habría que revisar estas ideas. Con no poca frecuencia en la pasión hay un deseo de satisfacerse, de saciarse, a veces de dirigir o dominar al otro ser. Distinto sería el amor donde lo que predomina es la abnegación, la construcción, la paciencia, sentimientos que no suelen gozar de popularidad en estos días. Por momentos lo pasional puede ser agresivo, obsesivo y muy poco abnegado. Etimológicamente la pasión alude al padecimiento en un estado más bien lento y pasivo. Así se habla por ejemplo de la pasión de Cristo en el sentido de que Jesús sufrió la flagelación y la cruz. El amor, al contrario, se define como un estado activo. Nada del otro mundo. Todo de este mundo.
L.
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