Ningún deseo se satisface por completo. Se reproduce apenas como un motor de circulación constante. Con frecuencia nos encontramos en la misma posición de la que tratamos de escapar. Como se ha dicho, quien encuentra al amor de su vida cae en el acto como sujeto deseante. Quien vive en cambio poblado por el vacío está siempre listo para alojar nuevas y enriquecedoras experiencias vitales. El deseo carece de metas. Sólo se potencia andando libremente por el camino. El único deseo totalmente realizado es la muerte.
L.
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