La novela más famosa de Gabriel García Márquez, la que le abrió las puertas del mundo, la que fue traducida a casi veinte idiomas, no le gustaba a Gabriel García Márquez. Lo acabo de confirmar leyendo El olor de la guayaba, un largo y tedioso reportaje al autor colombiano realizado por un compatriota llamado Plinio Apuleyo Mendoza. Dice ahí el escritor que Cien años de soledad es una novela superficial, que en realidad la hizo como una broma dirigida a sus amigos (hay muchos guiños que sólo ellos entienden) y para repasar su infancia. Pienso igual. Cien años...está lleno de fuegos artificiales pero no tiene la profundidad de otras novelas del escritor recientemente fallecido como El otoño del patriarca, El amor en los tiempos del cólera o los cuentos que incluyen la increíble historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada. Me alegró saber que al mismísimo autor no le entusiasmaba su novela más leída. Un hombre que además de talentoso reconoce sus fallas y a quien sólo le importa la escritura de calidad, se vuelve doblemente valioso y admirable.
L.
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