sábado, 4 de octubre de 2014

El muerto

El muerto del célebre cuento de Jorge Luis Borges está muerto desde siempre y no lo sabe. Benjamín Otálora, tal es su nombre, ignora su destino fatal. Con entusiasmo se suma a una poderosa banda de contrabandistas dirigida por un tal Bandeira. Disfruta mientras de una vida de vastos amaneceres y noches con olor a caballo. La historia resulta intrincada pero puede abreviarse. Otálora quiere desbancar al jefe de la banda. Primero le quita su mujer -una morocha de pelo reluciente- y luego da órdenes a los contrabandistas y se siente ya un rey en leve ascenso. Se equivoca. El jefe conocía el plan del insubordinado hasta el último detalle y lo manda a matar por Suárez, un asistente, en la misma cama donde la traición acaba de consumarse. Para el imperturbable líder de la banda Otálora estaba liquidado desde hace tiempo. Suárez finalmente le dispara sin asco y sin énfasis. O sea. El muerto estaba muerto desde siempre pero no lo sabía. Lo mismo nos sucede a todos solo que no alcanzamos a darnos cuenta y vivimos la vida, y los días, como si fuéramos eternos.
L.

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