No hay más que un tema. Acaso dos. Pero hay un único eje obsesivo que nos atormenta y al cual debemos serle fiel ya sea para combatirlo, para amigarnos con él o para convertirlo en poesía, arte, amor, locura. Fidelidad a la obsesión. Fidelidad al mito alimentado en los ríos de la infancia. Fidelidad a lo que somos aunque huela mal o sea criticado por los otros. No hay más que un tema. Acaso dos.
L.
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