sábado, 4 de octubre de 2014

La mirada de los otros

El problema de escribir en un blog como este -o en las mal llamadas redes sociales- es depender demasiado de la mirada de los otros. Escribo una frase y la cuido en función de un probable visitante desconocido que la leerá y quedará cautivado. No es buena idea. Si escribo para el lector quien escribe es el lector. Si lo hago para mí tal vez aparezca alguien a la distancia que se interese por escuchar la voz nueva, rara y singular. Más en general el problema es depender de la mirada de los otros para lo que sea. Creo que García Márquez dijo una vez que escribía novelas y cuentos para que lo quieran. Es posible que ese deseo influya en el texto hasta convertirlo en un llamado desesperado. Si uno escribe para que lo amen termina pareciéndose a esas mujeres o a esos hombres que hasta se visten y desvisten esperando un premio. Este posteo no va ni para atrás. El eje se pierde de manera constante. Me constituyo para el otro, diría Lacan. Amar es dar lo que no se tiene. Es ofrendar al otro o a la otra el vacío infinito que nos llena. Escribir en un blog como este es compartir la debilidad, la nada cotidiana, la terrible sensación de concluir que, en realidad, ya no hay ni habrá más nada que decir.
L.

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