La pornografía es el género cinematográfico, artístico o literario que, se supone, muestra todo y no oculta nada. El lugar común asegura que por esa vía el objeto mujer y el objeto hombre, mirados por una cámara en un primerísimo plano, por el ojo de una cerradura o por el público, son degradados al punto de la cosificación. En realidad es el observador el cosificado. Es él quien se ve obligado a priori a ocupar una posición definitivamente perversa. La imagen en la pantalla o un libro no revela nada sustancial. Sólo el observador mira estúpidamente la escena que al parecer lo revela todo incluso aquello. Los actores en la pantalla tratan de excitar a los espectadores sexualmente mientras que estos últimos son reducidos a la condición de objeto-mirada paralizada. En la película "normal", no pornográfica, las escenas de amor se construyen en torno a cierto límite o borde que no se puede superar dado que mostrarlo todo es imposible en cualquier terreno. La paradoja consiste en que al atravesar el límite de lo alcanzable la pornografía va tan lejos que finalmente omite "eso" fundamental que también permanece oculto en la escena de amor clásica. Puede citarse en este punto la conocida frase de Brecht en La ópera de dos centavos. Si uno corre demasiado rápido detrás de la felicidad tal vez la alcance y...la deje atrás.
L.
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