Antes de conocer a Clara tenía otros planes. Un sentido diferente del placer. Hoy sigo fiel al cordero de dos cabezas. Renuncié a la autopista y tomé el camino de cintura. Ya no hay ruta sino senderos tortuosos, cubiertos de tosca y pozos negros. La amenaza es constante y el riesgo evidente. Algunos piensan que estoy loco y debo estarlo. Todavía pego fotos de Clara en las ciudades. En el extremo superior se lee la palabra BUSCADA. Y en el extremo inferior alguien anotó una frase incomprensible. Perdido el hilo todo es laberinto.
L.
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