También nosotros caeremos en la trampa como antiguas manchas de amor en las sábanas primeras. También nosotros bajaremos al río como el prisionero que se tiró al agua helada e inútil, o la mujer ennegrecida por el sol y el deseo que de pronto se dio vuelta, así, desnuda y sola como estaba, y, aún enjabonada, pidió para ella una noche posible e imposible. El cielo en celo, las anémonas heroicas, el cuerpo libre, suelto y desenvuelto. También nosotros llegaremos mudos al abismo, al sueño sin dueño, acariciando la piel del mar desde el fondo profundo, también nosotros y el olvido que seremos.
L.
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