viernes, 8 de enero de 2010

Amores de verano


Es casi un lugar común suponer que el sol activa las hormonas y que la playa en vacaciones aviva la pasión. Lo dicen las revistas dominicales de los diarios y así debe ser. En verano aparece la piel que guardábamos bajo la ropa, la gente se muestra mejor dispuesta, chicos y chicas se entregan a aventuras que -si bien duran poco- se disfrutan mucho. Todo puede ser. Aún así prefiero la idea de amor loco y encendido en cualquier tiempo y lugar. Sin maravilla no hay vida. Y tampoco hay maravilla sin sorpresa. La fusión entre amor sublime y erotismo es una rebelión contra la chatura de la condición humana. Deberíamos (por eso) animarnos a empujar los límites, llegar enamorados al invierno y, por qué no, aún más lejos.
L.

5 comentarios:

  1. Eso...Más amor y más lejos.
    Mika

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  2. Sin maravilla no hay vida, coincido totalmente.
    por otra parte, ¿hay algo más lindo y cinematográfico que enamorarse en invierno? yo creo que no.
    Además, no me veo enamorándome en la playa, mojado y lleno de arena, hecho una milanesa. Un asco.

    abrazo Luis.


    Diego

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  3. Prefiero la idea del amor como una fuente inagotable de profundo cariño y respeto, de las charlas que derivan en inevitables sonrisas, del entendimiento sin palabras, del silencio tan cómodo con el otro que casi podemos sentirnos solos. Prefiero el amor que acepta la oscuridad del otro y se enternece al ver como sus ojos parpadean. Prefiero el amor. Quiero llegar enamorada, al menos de la vida, al ocaso de la mía.

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  4. Si tomas un balde, lo llenas de agua y lo vuelcas sobre arena seca o incluso mojada verás cómo se absorbe y desaparece... Ante esta evidencia puede parecer que la arena es más fuerte, pero en realidad EL MAR Y LA ARENA SE NECESITAN, SE ATRAEN, SON UNO...

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  5. y no hay nada mejor que ser dejado en invierno después de un amor de verano..

    a.

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