Estoy esperando al próximo muerto para escribir sobre él. Mi trabajo diario depende de las tragedias que otros padecen. Un asaltado el martes, un narco el miércoles, una violada el jueves, dos calcinados el sábado. De las víctimas del domingo y el lunes se ocupan otros. Los viernes hay paz. De mis coberturas cotidianas he podido deducir algunas reglas. La principal: los ricos prefieren no involucrarse. Aún así, lo que les pase a ellos siempre estará por encima de lo que les ocurra a los demás. Ryszard Kapuscinski dijo que los cínicos no sirven para este oficio. Creo que se equivocó. Hace falta un alto grado de cinismo para ajustarse a la ley de una sala de redacción.
Andrea
Excelente conclusión, Andrea. Me gusta además porque no es algo teórico sino algo que nace directamente de tu experiencia diaria en una redacción. García Márquez dice que el periodismo es el oficio más hermoso del mundo. Quizás lo sea. Pero el cinismo es más fuerte.
ResponderEliminarClaudio Merlo
Los periodistas se parecen a los médicos. Compensan con cinismo y humor negro el dolor de convivir con la muerte. Pero hay una diferencia. Los médicos pueden curar a alguien. Los periodistas solo se dedican a enfermar. Aún los que tienen buenas intenciones.
ResponderEliminarRené