miércoles, 6 de enero de 2010

Aunque no haya peces en el agua


Muchas personas dicen que no creen en el psicoanálisis. Prefieren en cambio las terapias breves, los cereales, la autoayuda o la oreja de un buen amigo. Pero el dispositivo psicoanalítico no es una religión. No hay Dios en el diván. Y si hay uno se llama inconsciente. El analista no da consejos. No alivia casi nada. Autoriza al paciente a mantener viva la llama del deseo. No le prohíbe el goce pero lo autoriza a prescindir de él. Trabaja para que pueda liberarse de la servidumbre de los placeres inmediatos y el consumo. Todo esto resulta antipático para los chicos new age. Ellos suponen que en algún lugar se está haciendo una fiesta donde todo el mundo la pasa genial. Se sienten unos imbéciles que han sido expulsados del baile. ¿El psicoanálisis sería entonces la cura de los boludos? Puede ser. Solo que el analista no ofrece jamás la dirección de esa fiesta espectacular. Es más. Ni siquiera sabe dónde y cuándo se hace. Pero advierte que la fiesta no está prohibida ni restringida sino que, simplemente, es irrealizable. El paciente deberá descubrirlo solo. Mientras tanto resuelve lentamente sus conflictos, sale del sufrimiento reiterado y descifra el síntoma con paciencia. Aunque no haya peces en el agua, una buena terapia enseña a pescar.

L.

9 comentarios:

  1. ¿Cómo es eso de que si hay un dios es o sería el inconsciente? ¿Podrías explicarlo? Muy bueno el post.
    M.

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  2. Con mi mayor respeto por la profesión. Me quedo con la oreja del amigo. Lejos y sin dudarlo. El tema es complejo. egk

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  3. Usé la palabra Dios por eso que, según la teoría psicoanalítica, tiene el inconsciente de innombrable y recóndito. Hay un núcleo originario inalcanzable e irrepresentable. ¿La muerte? Dios (el nombre del Padre) se parece en ese punto a lo inconsciente descrito por Freud en el artículo así titulado.
    L.

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  4. Las orejas de los amigos están tapadas, Enrique. Hablo incluso de los mejores amigos. Ese es el problema. La escucha psicoanalítica, en cambio, es una puerta abierta a lo invisible que persiste en nosotros. Y además puede ayudar ya no en la contingencia sino de una manera algo más permanente y constitutiva.
    L.

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  5. No lo dudo Luis. Esa, digamos, es su mejor parte. Y la tiene. Pero no la única. La dependencia indiscutible que se establece entre terapeuta y paciente (también cliente), y viceversa, no me permite verlo de otra manera. El conflicto interior del terapeuta entre el estado de sus pacientes, ingresos y obligaciones personales debe ser infinito. ¿O acaso son santos fuera del mundo material y trabajan por caridad? Y hay muchísimo más y no quiero confundir psicoanálisis con psicoanalistas. El hombre puede que esté solo y desorientado. Casi siempre. Y el terapeuta? De qué le sirve su herramienta? La adultez entraña dolor para todos, terapeuta incluido. Nadie escapa. El resto, salvo casos realmente peculiares o complejos fuera del drama cotidiano de que estoy sin dinero o mi novio se fue con una chica más joven, lo veo rebuscado, condicionado y muchas veces innecesario. Quizás ya forma parte de determinados grupos sociales, normas de conducta y consumo. Buenos Aires es un lugar peculiar en esta materia. Único. En muchísimas otras partes suceden las mismas o peores cosas. Visibles e invisibles. Pero se enfrentan y asumen de otra manera. Llegar a "conocer" eso "invisible que hay en nosotros" no cambia mucho, casi siempre nada. No nos hace más sanos, estables, felices ni conscientes de los problemas que podemos tener. Tampoco es esa la única forma de hurgar en eso aparentemente oculto que sabemos siempre está. ¿Entonces? Me encanta la psicología. Creo en su utilidad. Sin dudas. Del psicoanálisis estaríamos hablando horas. Hay un punto en el que me parece demasiado lo que se espera de algo así. Buenos Aires es quizás el mejor ejemplo. Hermoso tema. Gracias, egk

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  6. Con todos los años de análisis que tengo encima, tengo que decir que Luis ha descripto el psicoanálisis de la manera más real y más tierna que he escuchado hasta ahora.
    Es eso,aprender a pescar.

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  7. Creo que el psicoanálisis puede ayudarnos a relacionarnos con nosotros mismos. Bucear en nuestras profundidades para entender lo que vemos en la superficie y nos daña, nos duele o nos confunde y si bien esta es una tarea que un buen amigo con una escucha activa podría cumplir pienso que sería circunstancialmente.
    No es trata de una confidencia o una confesión aunque las implique. Me inclino a pensar que el psicoanálisis es un buen camino para el encuentro con uno mismo y nuestras conductas pero luego es para mí la Filosofía la gran quía para la búsqueda de sentido y comprensión de nuestro propio ser.
    Graciela B

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  8. ¿Hay que creer en el psicoanálisis?¿O se puede experimentar desde la razón?¿Es lo mismo la terapia breve que el cereal?
    La terapia en cualquiera de sus formas es tremendamente útil, siempre y cuándo el paciente esté lúcido y con ganas de verse. Aun siendo el terapeuta un inútil, el paciente lúcido podría darse cuenta y recurrir a otro profesional.
    No creo que el psicoanálisis necesite una defensa, yo creo en la apertura de mente, la capacidad de aceptar, la posibilidad de usar distintas herramientas a lo largo de la vida, no para evitarme el sufrimiento, no puedo discriminar; si evito un sentimiento corro el riesgo de privarme de todos los demás.
    Lo interesante es (para mi) atravesarlos, poder pensarlos porque a veces mis sentimientos dependen de tal o cual interpretación que yo misma hice de lo que sucede y poder compartirlo con otra persona en calidad de terapeuta o cómo quieras llamarlo, ayuda.
    También en la medicina prefiero practicar diferentes corrientes a la vez, la alopatía, la homeopatía.
    Una de mis herramientas predilectas es la meditación, acompañada de todo lo demás,
    saluti
    eEs

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  9. “Ellos suponen que en algún lugar se está haciendo una fiesta donde todo el mundo la pasa genial”, no podrías haber descrito mejor lo que creo como el origen de tanto vacío y disconformidad crónica.
    Cuando estudiaba psicología, lo que más me llamaba la atención, era lo que provocaba en quien me preguntara que estudiaba. La mayoría de las personas toman a la psicología como a las brujos del 1400. Algo a lo que quemar vivo. Y no es ilógico, la mayor parte de las personas que conozco, no se conocen y tienen miedo de mirar para adentro. El ser humano se pasa la vida elaborando discursos para tapar sus faltas y miserias, sin saber, que nunca uno es más feliz como cuando se acepta a sí mismo con todas sus oscuridades.
    Así como sé que a muchas personas no les gusta el psicoanálisis, estoy segura que Freud hubiera echado a varios a las patadas, por no permitirse cuestionarse y poner en riesgo sus estructuras mentales.

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