viernes, 15 de enero de 2010

Días planos


En vacaciones los días van despacio y en puntas de pie. Cada pequeña cosa –comer, ir a la playa, observar el vuelo de una gaviota- puede convertirse en un hecho extraordinario. Sentimos la hermosa sensación de estar vivos y hasta pensamos que el mundo entero debiera ser así. Cuando regresamos el tiempo se aplana. Los días tienden a parecerse unos a otros. De pronto decimos el año pasó volando, llegaron las fiestas, no sé cómo pudo haber pasado. ¿Qué hice yo en esos meses parecidos a las moscas y los camellos? Deberíamos pensar más en la cuestión. Todavía es posible intentar algo. Deberíamos vivir como en vacaciones todos los días de la vida. Y hasta aprender a ver gaviotas en un cielo sin gaviotas.
L.

1 comentario: