El 9 de julio del pasado 2007 vi nevar desde la cocina de mi casa. Sentí que estaba de pronto en San Petersburgo. La nieve casi invisible y silenciosa cubrió los techos, los árboles, los recuerdos, los autos y las veletas. Para Buenos Aires fue un acontecimiento único e irrepetible. El antecedente más inmediato se había registrado en junio de 1918. Quisiera volver a ese día por un instante de soñada irrealidad. Nada bueno puede hacerse bajo el imperio del calor. Tanto esperamos el verano que olvidamos el infierno vivido en estos días recalentados. Mejor evocar aquella tarde blanca del 9 de julio de 2007. Y volver a ese instante de soñada y real irrealidad.
L.
L.
Es cierto, hará falta un buen otoño, sino habrá que armarlo.
ResponderEliminarY también coincido en que es necesario el mar, en verano y en cualquier época del año también.
Besos!
Y pensar que ese día, a esa hora, yo estaba durmiendo como un boludo. Cuando me desperté la nieve ya se había derretido. La tuve que ver por fotos...
ResponderEliminarMauro
Fue increíble.de cuento. buen recuerdo para soportar el calor actual.los pensamientos se vigorizan.gracias Luis
ResponderEliminarMariaRG